Crecimiento sorpresivo: ¿de dónde sale la plata?
Arturo Claro V. Economista Econsult
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Arturo Claro V.
¿Por qué el IMACEC de enero fue tan sorpresivo y se expandió 0,4% cuando el mercado esperaba una contracción? Es cierto que hubo cierta sorpresa en el sector minero, ya que se esperaba una contracción mensual y esto no ocurrió, por segundo mes consecutivo.
¿Desde dónde vino el impulso? La inversión privada no parece ser el motor, ya que ésta se materializa en construcción y maquinaria y en ambos sectores las cifras son malas. En construcción la confianza de los empresarios está por los suelos y los despachos de cemento en niveles similares a plena pandemia, con una contracción anual de 16%. También vemos que las importaciones de maquinaria y equipos ya llevan cinco meses cayendo y acumulan un descenso de 4%. Ambos entonces se estarían contrayendo.
“Ni el mercado laboral, ni los excesos de liquidez ni la deuda parecen explicar plenamente el aumento de consumo. Donde sí se observó un fuerte cambio de tendencia fue en el gasto del Gobierno”.
¿Es el consumo, entonces? Así parece, pero es sorpresivo que se expanda, ya que la confianza de los consumidores está muy baja y el dinero de los retiros e IFEs prácticamente se acabó, como muestran los números de cuentas corrientes y cuentas vista de las personas. Esto, sumado a un mercado laboral débil, con salarios reales cayendo, indicaría que el consumo se debiese contraer.
¿De dónde sale la plata, entonces? ¿La gente se está endeudando? Efectivamente el flujo créditos de consumo continúa creciendo, pero cada vez más lento (en noviembre el tuvo un crecimiento real anual de 7%, en diciembre de un 6,9% y en enero un 6,8%). Esto, en un contexto donde las tasas de interés de los créditos de consumo continúan aumentando, llegando el promedio ahora a 29,4%.
Así, ni el mercado laboral, ni los excesos de liquidez ni la deuda parecen explicar plenamente este aumento de consumo.
Donde sí se observó un fuerte cambio de tendencia fue en el gasto del Gobierno. Este se expandió fuertemente en enero, ¡aumentando un 13,1% real año a año! Para poner en contexto, en todos los meses desde marzo, el gasto había caído en promedio un 29,1% real anual. Destacan el fuerte aumento real del gasto en personal (5,5%), subsidios y donaciones (15,4%) y prestaciones previsionales (24,5%). Todo lo anterior incluye transferencias directas como la Pensión Garantizada Universal (PGU), que pueden estar financiado parte de este nuevo impulso al consumo.
Esto también tiene un correlato en el mercado laboral: el sector privado muestra signos de debilidad, con una creación de empleos en enero menor que el promedio histórico. Los avisos laborales también van a la baja, mientras que los despidos por necesidades de la empresa suben. Lo anterior, mientras las cifras del sector público muestran una creación récord de empleo de 25.000 plazas, muy por sobre el promedio y el máximo histórico de enero.
Esta expansión del consumo, que podría estarse dando en parte gracias al aumento del gasto fiscal puede resultar muy incómodo para el Banco Central. De hecho, en enero y febrero la inflación sin volátiles, que es la que entrega un panorama estable de la evolución de los precios, ha acelerado significativamente, lo que es bastante alarmante. Así, aumenta fuertemente la probabilidad de que el Banco Central no baje la tasa de política monetaria e incluso se abre la puerta (aunque en baja medida) a retornar a las alzas.
De continuar esta tendencia, es posible que en 2023 la contracción económica sea menor a la esperada, pero a costa de una mayor persistencia inflacionaria, mayores tasas de interés (lo que castigará aún más a la inversión privada) y menores remuneraciones reales.